jueves, 6 de agosto de 2009

UNA CITA CON EL BOSS.

Los trucados termómetros de Sevilla marcaban 42ºC cuando nos acercábamos a “La Isla Perdida de la Cartuja” donde el Jefe de los Peter Panes había convocado a sus más fervientes seguidores.
Si la magia surge de inmediato cuando dos Peter Panes se juntan cinco minutos, imaginaos cuando somos más de treinta mil, bajo el embrujo de acordes limpios de RnR y la voz quebrada del Boss durante tres ininterrumpidas horas.
Saltamos, cantamos, bebimos y meamos colectivamente en una especie de confesionarios al aire libre. Pudimos sentir cómo bajo la fuerza de los acordes del más puro rock el tiempo se para, las fronteras se difuminan, los sentimientos se vuelven puros y las ideas constructivas.
El resultado a la vista de todos, encima del escenario Bruce, con sesenta “tacos” de los mortales que al cambio equivalen a veintipocos Peterpanescos años y es que está claro el que en la vida consigue hacer apasionadamente lo que le gusta le revienta a “Cronos”, el cocodrilo, las entrañas y entra para siempre en el clan de los Peter-Panes.
Acabamos la noche cómo las “pinchitás” de antaño (o los festivales de D. Bosco), chispaos como erizos bailando y “berreando” esa fusión del Twis and Shout y la Bamba para borrachos. Definitivamente apoteósico.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Fue genial el concierto, la próxima repito, de los mios solo me falta Eric Clapton, espero que venga antes de que mueran todos estos sesentones que nos hacen vibrar a los carentones.

Manuel Padilla dijo...

Pedazo de concierto, empezó gritanto y a las tres horas seguía gritando. La simbiosis Bruce y la street bands es una espectáculo digno de vivir y escuchar. Musicalmente hablando pienso que este concierto es incluso mejor que el de U2, ahora bien el escenario de U2, es sencillamente inimaginable.